Tres preguntas reflexivas

Hay una notable diferencia en la mentalidad cuando estás dispuesto a dejar ir cosas que no te encaminan a cumplir tus objetivos personales. Cuando llega la realización de que el compromiso sin valores ni objetivos es simple obstinación, un duende mental.

A raíz de que he estado actuando como una veleta en el trabajo durante los últimos meses (por una extraña razón que creo que tiene que ver con ser aceptado y juzgado por externos) he estado alejándome de los logros que tengo en mente para mi nuevo empleo y que están directamente encaminados a convertirme en un gran arquitecto de software para la web y líder de ingeniería.

He estado lamentando mi fortuna ya que aterricé en un lugar altamente burocrático y con poca flexibilidad para el desarrollo ágil y la experimentación, algo que discutí abiertamente durante mis siete entrevistas ya que es justo lo que no necesito en estos momentos. Lo peor, dado que lo mencioné varias veces me he estado victimizando al respecto.

Afortunadamente conversando con colegas y compas, leyendo y escuchando información relevante pude comenzar a hacer un cambio en mi propia actitud y decidí someter a escrutinio el empleo que poseo actualmente.

Comencé con ciertos extractos de The effective Engineer relacionados con ser el dueño de tu propia historia. De cómo hay que tratar de enfocarse directamente en aquello que promoverá el mejor valor en retorno de los objetivos que tienes.

Después un gran episodio de TED Daily Talks Three questions to ask yourself about everything you do me mantuvo contestando estas preguntas por dos fines de semana consecutivos:

  • ¿Qué quiero?
  • ¿Por qué lo quiero?
  • ¿Cómo voy a logarlo?

Apliqué estas reflexiones a dos áreas: laboral y objetivos sociales, lo que me llevo a observar detenidamente los pasos que deseo realizar.

Pero lo que realmente vino a redondear la nube de pensamientos es un pequeño libro, The Dip: a little book that teaches you when to quit, que me ofreció claridad a dos ideas que me rondaban la mente por mucho tiempo:

  1. Ser comprometido no tiene que ver con ser obstinado y necio.
  2. No me estoy haciendo más joven. Tengo que escoger mis batallas.

Empujando más las notas y las ideas redactadas en estos últimos días.

Hoy puedo decir con claridad: estoy listo a renunciar a esta necedad, no tengo nada qué perder.