Reseña - "Four Thousand Weeks" de Oliver Burkeman
Four thousand weeks - Oliver Burkeman
Dentro de nuestra fugaz existencia como seres humanos viviendo dentro de las reglas de un sistema de constante mercadeo nos encontramos bajo el acecho de la mentalidad ultra productora.
Dicha mentalidad nos enajena con la idea de que poder producir más, como individuos, está directamente determinado por el dominio que podemos ejercer sobre todos los recursos a nuestra disposición. Uno de esos recursos, probablemente el más importante, es el tiempo. Como tal nos inventamos una serie de artimañas para poder exprimirlo todo lo posible.
Four thousand weeks es un libro que ensambla visiones que se distancian de esa mentalidad y pone un gran énfasis en dos verdades universales:
- nuestro tiempo de vida es finito (cuatro mil semanas aproximadamente, de ahí el nombre) y
- no tenemos ningún control sobre ese tiempo.
El libro desgloza en diferentes capítulos los factores que alimentan nuestra ansiedad existencial al no poder manejar tales verdades. Nombra al utilitarismo protestante que dio inicio al capitalismo voraz que ahora conocemos y a otros tantos libros y autores que venden la promesa de que podemos completar todas nuestras tareas sólo si implementamos sus sistemas y “life hacks”.
Dentro del libro se encuentra una parábola que ejemplifica claramente otro mensaje primordial:
Un banquero neoyorquino viaja de vacaciones a una playa en México. En ese lugar entabla una conversación con un pescador local, quien le cuenta que él trabaja sólo unas pocas horas en la mañana y por la tarde se la pasa con sus amigos bebiendo vino y tocando canciones. El banquero asombrado le responde que si trabajara más podría invertir las ganancias en comprar una flotilla de lanchas, rentarlas a otros pescadores y así generar muchas ganancias de ellos y poder retirarse pronto. El pescador responde ¿pero entonces a qué me dedicaría? A lo que el banquero contesta: ¡Ah! Entonces podrías beber vino y tocar canciones con tus amigos.
Sólo un banquero no notaría que el pescador ya puede ejercer dichas actividades ahora.
El mensaje está entonces en que desafortunadamente vivimos para postergar nuestra existencia por la promesa que nos hacemos a nosotros mismos de que si logramos cierto objetivo ahora todo será mejor en el futuro, sin reparar en lo que ya tenemos frente a nuestra narices.
Cabe aclarar que el libro no se trata de mindfulness ni presentismos new age si no que nos hace reflexionar en el hecho de que somos como la mula con la zanahoria en la vara, tirando incansablemente para nunca alcanzarla, y con ello también nos la pasamos negándonos a nosotros mismos, refugiándonos en actividades y hábitos que no nos permiten lidiar con lo dura y caótica que puede ser la realidad.
Al final el libro ofrece cinco preguntas reflexivas y diez recomendaciones para poder acomodar nuestras actividades bajo esta nueva filosofía.
Tengo que aclarar que en en muchas secciones me sorprendí mucho al leer lo que el autor ha pasado al tratar durante muchos años de ejercer control sobre su tiempo. Me puse a pensar que al menos en mi filosofía personal la muerte siempre está presente y que en los arraigos culturales tengo muchas de las habilidades tropicales que nos permiten reparar en lo fugaz y futil de la existencia.
El libro es de fácil lectura y también se encuentra disponible en castellano.
Totalmente recomendable para todos aquellos que, como yo, a veces entran en desesperación por querer lo imposible: terminar todas las tareas que tenemos pendientes, atender las necesidades en el hogar y perseguir todos nuestros anhelos.